Yo defiendo a Gustavo Semino

El trato de la prensa deportiva chilena ha sido muy duro con Gustavo Semino. De un momento a otro, el ex zaguero de Atlético Rafaela, Rangers, Gimnasia y Esgrima de La Plata y Huachipato pasó de ser un elegante zaguero central -uno de los mejores que ha estado en Chile- a convertirse en el boxeador de moda, al punto de ser comparado con otros ilustres peloteros-púgiles como Juan «Candonga» Carreño o Freddy Bahamondes.

Lo cierto es que no se trata ahora de hacer una apología de los combos y del diente volado del hincha serenense que conoció la furia de Semino. Las cinco fechas de castigo que impuso el Tribunal de Disciplina de la ANFP eran más que justas. Una sanción económica por parte del club era entendible. Pero de ahí a ser despedido de Huachipato…

Gustavo Semino siempre fue un correcto jugador. Aguerrido como ninguno en la cancha, corajudo como un león, en Rangers -mi equipo- las hizo todas: desde cumplir cabalmente en su puesto de líbero, hacer goles de tiro libre, trancar con la cabeza si era necesario, e incluso atajarle un penal a un jugador de O’Higgins en Rancagua. En sus dos años que estuvo en Talca, sólo recibió una tarjeta roja. Nada más.

Y tan correcto además como persona. Cuento una anécdota: en pleno 2002, año del Censo de Población y Vivienda, un compañero de curso mío fue el encargado de censurar (ese es el verbo correcto. La palabra «censar» no existe) su casa en Talca y hacerle la encuesta a su familia. Cuando contó esa experiencia, mi compañero -que no era hincha de Rangers- siempre destacó la humildad y la buena disposición de Semino durante la censura (acto de censurar), a diferencia de otras personas que respondieron el cuestionario de mala forma incluso llegando a los insultos.

Cada vez que volvió a Talca -ya sea como ilustre visita o jugando por Huachipato- Gustavo Semino siempre se fue aplaudido del Estadio Fiscal, pues en su paso por Rangers dejó muchas huellas en la institución maulina y un gran recuerdo entre los hinchas rojinegros.

Por eso a muchos nos extrañó ingratamente lo sucedido en La Serena. Inevitablemente, como hincha de Rangers, me puse por un segundo en la cabeza del Semino que va camino a agredir al pasapelotas para tratar de entenderlo. No lo justifico pero ¿quién no ha reaccionado de mala manera alguna vez, aunque haya sido en un baby fútbol y el afectado un amigo nuestro? ¿Quién no ha tenido ganas de aforrarle un buen derechazo a quien hostiga más de la cuenta durante una pichanga? ¿Alguien de nosotros -cito algunas palabras de Semino- sabe lo que es estar con una camiseta, ir perdiendo, tener el corazón latiendo a mil, transpirar hasta la última gota y que, más encima, un pasapelotas demore el juego? Y si a eso le sumas la calentura tras haber sido expulsado, saber que ya no puedes hacer nada para revertir el marcador, y más encima se acerca un extraño con cara de pocos amigos a insultarte ¿Cómo reaccionarías?

Por eso no es extraño que el plantel de Huachipato haya salido en defensa de Gustavo Semino, afirmando que, si bien no son justificables las agresiones, el despido fue exagerado. Tanto llegó el apoyo que en la práctica del viernes último no se descartó la posibilidad de realizar una manifestación en respaldo al defensa argentino.

Yo tomo esta pequeña tribuna y hago mi propia manifestación pro-Semino.